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The Hunger Games – Mockingjay (Parte I): Cerca de la revolución

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Hoy en Cinescalas escribe: Natalia Paez

“And the scars that mark my body, they’re silver and gold,
my blood is a flood of rubies, precious stones,
it keeps my veins hot, the fire’s found a home in me”  - Lorde (“Yellow Flicker Beat”)

*Atención: Se revelan detalles del argumento del libro y la película

Cuando pienso en trilogías del género Young Adult (o jóvenes adultos, vaya oxímoron), se me vienen a la mente los romances imposibles y sufridos propios de la adolescencia, y ese sentimiento entre angustioso y desmedido del amor para siempre que solo puede provocar la fuerza de lo que aparece como inalcanzable, casi intocable. Pienso en Edward y Bella, y ese triángulo amoroso conformado con Jacob; son “hielo y fuego”, como se escucha pensar a la heroína de Stephanie Mayer en la trilogía Crepúsculo. También evoco a  Hermione y Ron, y en cómo se juega con la idea de un triángulo en Las Reliquias de la Muerte de la serie Harry Potter, cuando en medio de una alucinación causada por portar un Horrorcrux, Ron ve a su mejor amigo y a la chica de la que se enamoró besarse apasionadamente y reírse de él. Sin embargo, nada de todo este tropo aparece como prominente en la historia de Katniss Everdeen (una magnifica Jennifer Lawrence), la “chica en llamas” de la trilogía de Los Juegos del Hambre de Suzanne Collins. Si hay algo que resalta en Katniss es la admiración que despiertan sus acciones heroicas y sus luchas, porque en su mundo, el universo ficticio de Panem (un guiño al dogma romano “Panem et circense”, es decir, pan y circo), no hay lugar para los sentimientos desmedidos. En su mundo sólo se vale sobrevivir, y como ella misma le dice a Gale Hawthorne (Liam Hemsworth) desde que fue seleccionada para participar en esa batalla hasta la muerte que son los Juegos del Hambre anuales, ella sólo tiene tiempo para una clase de sentimiento: el miedo. Y ese temor es tan palpable durante la apertura de Mockingjay Parte 1 (o Sinsajo, según su traducción al español), que uno no puede evitar relacionarse con todo el trauma que enfrenta Katniss tras despertarse en ese bunker subterráneo  que es el secreto Distrito 13. Desorientada, con la respiración agitada, preguntándose todo el tiempo quién es, de dónde viene y por qué está ahí en ese momento, Katniss se enfrenta con un sentimiento que es aún más profundo que el amor: el trauma de la pérdida, la falta total y absoluta de control sobre su destino, pero sobre todo, sobre el destino de los que más ama, su hermana Prim, su madre y Peeta Melark (Josh Hutcherson). 

Si hay algo que me produjo la adaptación de Francis Lawrence sobre esta primera parte del libro de Collins es una opresión similar a la que experimenta la “chica en llamas” cuando mira por televisión los mensajes de tono propagandístico que protagoniza su pareja ficcional Peeta, quien al final de los juegos anteriores es capturado como prisionero por el Capitolio, ese gobierno autoritario que domina a los demás distritos a fuerza de miedo y terror. Esos dos sentimientos son una constante cuando Katniss finalmente comprende que el Presidente Snow (Donald Sutherland) no está jugando, y que va por todo y por todos con tal de apagar el fuego del Sinsajo y su rebelión. No le tiembla el pulso para incinerar vivos a niños, mujeres e indefensos del Distrito 12 (el hogar de Katniss) cuya única culpa es querer vivir un poco mejor. No se detiene ante nada, ni siquiera la tortura física y emocional de Peeta y de todos los demás vencedores capturados en los juegos anteriores para manipular a Katniss y a los demás rebeldes del Distrito 13, incluidos el ex Creador de los Juegos Plutarch Heavensbee (el talentoso Philip Seymour Hoffman, en uno de sus últimos roles en la pantalla grande) y la presidenta de los rebeldes, Alma Coin (Julianne Moore). Snow le demuestra a Katniss a cada paso, que en la guerra como en el amor, todo se vale. Incluso usar como arma letal al sentimiento más sagrado de todos. Mockingjay es un retrato crudo que, aunque ficcional, se parece demasiado a los conflictos que miramos por televisión. Es un relato de una guerra civil digitada por un gobierno ambicioso y corrupto, que se maneja en la opulencia y la negación total de las diferencias de clase, mientras vive de las riquezas que los oprimidos le producen. Pero aun cuando la noche es más oscura, hay una pequeña luz de esperanza que se vislumbra a través del velo del trauma de Katniss y los suyos.

Con sus miserias a cuestas y sabiéndose por siempre quebrada en su integridad como persona, Katniss acepta ser el símbolo de la rebelión de Alma Coin y Plutarch, no sin antes imponer sus propias condiciones. Para los lectores del libro, es en este crucial momento que comienzan los cambios que necesariamente sufren estas adaptaciones cuando son trasladadas a la pantalla grande. La Katniss del libro exige no sólo el rescate e indulto de todos los vencedores, sino también lo que será el motor del fin del relato: Katniss quiere matar ella misma al presidente Snow. En la película, esta exigencia brilla por su ausencia, con lo que se entiende que el objetivo del director era estructurar esta primera parte alrededor del rescate de Peeta. Cómo encajaran las piezas en la segunda y última película de esta saga es otra historia. Lo cierto es que por cuestiones económicas y marketineras (que comenzaron a regir las reglas de este género cuando Warner Bros. decidió cortar en dos el final de la saga Harry Potter en 2011), Mockingjay-la película está dividida en dos partes, con Suzanne Collins recibiendo por primera vez un crédito fílmico por su trabajo en la adaptación del guion cinematográfico de su propia obra. Resulta sencillo entender por qué, entonces, el corte en esta primera parte de la saga se da de forma orgánica, casi como si hubiera estado escrita así desde un comienzo. A diferencia de otras obras del género Young Adult, la historia del paso del Sinsajo de provocación a revolución social completa aparece a los ojos del espectador como un viaje sin demasiados cortes abruptos. En esta última parte, Katniss se da cuenta que su intención de salvar a Prim y ofrecerse como tributo en un principio, bien puede ser lo último que hizo por cuenta propia. A partir de su paso a escena, todo su camino fue digitado por aquellos que desde las sombras la observaron, y percibieron su potencial de liderazgo. Katniss se da cuenta que la cultivaron para ocupar el lugar central en esta rebelión televisiva, que de ficción no tiene nada… y lo tiene todo.

“Are you, are you
coming to the tree?
Where I told you to run,
so we’d both be free”

Uno de los mayores logros del equipo de marketing de Lionsgate (estudio al frente de la trilogía) fue llevar el estilo propagandístico del gobierno del Capitolio a la calle, y con eso, incrementar la ansiedad de los fanáticos. Los “tributos” (como se denomina a los lectores de los libros de Collins en el fandom de Los Juegos del Hambre) sabíamos qué encontraríamos, sin embargo, aquellos “hungers” (o no lectores) seguramente se sorprendieron ante la abundancia de carteles en fondos rojos y letras negras, videos o “propos” con mensajes de Sutherland como Snow junto con Peeta y Johanna Mason (Jena Malone, quien no juega un rol central en esta primera parte) a su lado. Inclusive se vieron gráficas en la vía publica con mensajes de corte goebbeliano, intervenidos con consignas contra hegemónicas de estilo guerrilla, el código que manejan los rebeldes del Distrito 13. De hecho, una de las mejores incorporaciones de esta primera parte es la de la documentalista Cressida (Natalie Dormer) y sus camarógrafos Castor (Wes Chatam) y Pollux (Elden Henson). Comisionados por Heavensbee para seguir a Katniss y capturarla “en acción” y con eso armar las “propos” (bajo la consigna de “The Mockingjay Lives” o “El Sinsajo vive”), es el estilo testimonial de Cressida el que nos regala el momento en que Katniss se muestra vulnerable y no combativa ante las cámaras, entonando lo que luego será el mantra de la rebelión: “The Hanging Tree” (literalmente, “el árbol colgante”). Ninguna otra actriz más que Jennifer Lawrence podría haberle dado la mezcla de tristeza y esperanza que genera escuchar esta canción (que fue acondicionada para la película por el grupo folk rock norteamericano The Lumineers) por primera vez después de haberla leído. Que actualmente la canción ocupe uno de los primeros puestos en el ranking Top 40 de la revista Billboard solo demuestra la credibilidad y el talento con que Lawrence llevó adelante el desafío.

Mockingjay Parte 1 es una interesante vuelta de tuerca al género Young Adult en sus adaptaciones al cine. No solo porque el conflicto mayor no gira en torno a si Katniss se queda con Gale o Peeta, sino porque propone algo aún más revolucionario: muestra a una Katniss que no es la “dama en apuros”; no es alguien a quien hay que salvar. Es ella misma la heroína y la encargada de rescatar a Peeta de los malos. Josh Hutcherson, por su parte, compone un personaje caracterizado no por su fuerza ni su coraje, rasgos propios del héroe masculino tipo, sino por la suavidad y la emoción a flor de piel, marcas que antes solo se mostraban como características de los roles femeninos. Peeta es un panadero, y sus fortalezas en el juego son el camuflaje y las relaciones interpersonales. Katniss es una experta del arco y flecha, sus fuertes son la cacería y la valentía, y se maneja mejor sola que jugando en equipo. Son estos roles invertidos, si se quiere, los que sostienen un relato trazado sin los condimentos típicos de estas historias.

La idea que mantiene viva esta saga es el amor, sí, pero no un amor adolescente desgarrador y casi irracional, protagonizado por la “dama en apuros” y el “caballero valeroso”. Es el amor fraternal que lleva a Katniss a ofrecer su propia vida a cambio de la de su hermana menor lo que desata la fuerza del cambio en los ciudadanos de Panem. El motor es la búsqueda de lo inalcanzable, sí, pero no relativo a la pareja sino respecto a la sociedad y a los lazos invisibles que mantienen el status quo en el que vivimos todos los días. Mockingjay Parte 1 es el principio del fin de la partida de dominó que una Katniss casi niña inició en los primeros juegos. Un paso en falso puede perjudicar toda la caída de las fichas, y sin embargo, el riesgo que conlleva corromper esa inercia vale todo el peso de la opresión que Katniss Everdeen carga en sus hombros desde que Effie Trinket (Elizabeth Banks) gritó su nombre en la ceremonia de selección en el Distrito 12. Desde que la leyenda de la “chica en llamas” se transformó en el germen de la revolución, tanto en la ficción como en la realidad.

Por Natalia Paez

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[TRAILER] El adelanto del comienzo del fin de The Hunger Games:

'The Hunger Games: Mockingjay - Part 1' Trailer from Trailer Rejects on Vimeo.

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¡BUEN LUNES PARA TODOS! Tenemos varias consignas para el post de hoy. Nati les hace las siguientes preguntas:  1. ¿Vieron Mockingjay Parte 1? ¿Qué les pareció?  2. Si lo leyeron, ¿piensan que le hace justicia al libro de Collins?3. ¿Qué opinan de la inversión de roles entre Katniss y Peeta en esta trilogía? 4. ¿Son fanáticos del género Young Adult? ¿Qué otros libros y/o adaptaciones cinematográficas del género recomiendan? Por otro lado, yo pregunto: 5. ¿Cuáles megaproducciones de Hollywood de este año les parecieron las más logradas? ¡Los leemos muchachada, hasta mañana! ¡Que tengan un gran comienzo de semana!

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—> La última vez escribió Craig Kennedy sobre… LA CARRERA HACIA EL OSCAR 2015

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